Agustina del Carmen, a sus 81 años, no solo es un símbolo de fuerza y valentía, sino que
también forma parte de una familia unida y decidida de nuestra región. Su reciente aventura
en enero de este año a Torres del Paine trascendió más allá y se convirtió en una
emocionante odisea familiar que se volvió viral.
A pocos metros de la cima, luego de 10 horas de caminata y con el tiempo corriendo en
contra, Carmen y su familia no dejaron que las dudas ni las advertencias desacreditaran su
propósito. A pesar de haber sido detenida momentáneamente por un guardia del parque,
quien, sorprendido, le sugirió que volviera por ser "una anciana", la determinación de
Carmen y el apoyo incondicional de su nieto, Manuel Medina, resultaron ser el combustible
necesario para seguir adelante.
El esfuerzo conjunto les permitió conquistar la cima, logrando la aseveración de que la
fuerza de voluntad puede derribar cualquier barrera. Su llegada fue recibida con júbilo y
aplausos de otros turistas, y llamó tanto la atención que se hizo rápidamente viral. Realizó
entrevistas a medios locales y nacionales. Divertida comenta que luego de su visita a Torres
del Paine siguieron recorriendo el sur y que la gente la paraba en la calle para sacarse fotos
con ella.
Cuando Carmen recuerda su hazaña, lo hace con una mezcla de orgullo y nostalgia,
sabiendo que su experiencia no solo es un testimonio de su valentía personal, sino también
de la fuerza inquebrantable de la unidad familiar. Su historia continúa inspirando a todos a
no rendirse ante los desafíos y a afrontar cada aventura con determinación y amor.
Una increíble hazaña que solo podía lograr una Mujer de Ñuble. Oriunda de el Coelemu, los
fines de semana se van a San Ignacio, pero en la semana cuida a sus bisnietos y los
acompaña en Chillán ya que están en el colegio en esta ciudad. Comenta que le encanta
hacer las cosas de la casa y que aún no necesita ayuda para esas tareas. Sus recetas:
nunca pasar frío, comer solo comidas de olla - dice entre risas- nada de comida rápida ni
bebidas solo agua. No tuvo la suerte de estudiar como otra de sus hermanas. Pero con
mucho orgullo comenta que se quedó cuidando a sus padres y hoy con más amor aún
dedica su tiempo a cuidar de sus bisnietos y nietos.