Convivencia Escolar: Desafío compartido y oportunidad de crecimiento
A raíz del reconocimiento otorgado a Margot Barrera, directora de la Escuela Juan Madrid, elegida como una de las ganadoras a nivel nacional del Premio LED (Líderes Educativos Directivos), quisimos entrevistarla y que nos comente los principales pilares que ella destaca en la convivencia escolar. Esto fue lo que nos dijo.
1.- La familia: Pilar del desarrollo emocional
“La familia desempeña un papel crucial en la construcción de la confianza y el carácter de los estudiantes. Los padres, al reconocer las fortalezas de sus hijos, valorar sus avances y mostrar cariño constante, refuerzan su seguridad para enfrentar los desafíos tanto en la escuela como en la vida. Este acompañamiento resulta esencial para que los niños se sientan capaces y valorados. Como bien menciona Paulo Freire, “la educación no cambia el mundo; cambia a las personas que van a cambiar el mundo”, subrayando la importancia del respeto a la diversidad y el diálogo como pilares para construir una comunidad fuerte y empática”.
2.- El reconocimiento de logros: Clave para el crecimiento
“A menudo, es más sencillo identificar lo que falta que celebrar lo que está bien hecho. Esta tendencia, tan presente en la vida adulta, también afecta a los estudiantes, bloqueando su crecimiento. Por ello, tanto la escuela como la familia deben asumir la responsabilidad de fomentar una autovaloración positiva, reconociendo los logros individuales y colectivos. Este enfoque ayuda a los estudiantes a superar obstáculos y avanzar en su desarrollo personal y académico”.
3.- El rol de la sociedad: Un compromiso colectivo
“Sin embargo, esta tarea no es exclusiva de la escuela y la familia. La sociedad en su conjunto, y cada ciudadano en particular, juega un papel indispensable al ofrecer espacios de confianza, respeto y ejemplos de comportamiento positivo. Las acciones cotidianas de los adultos influyen directamente en la formación de los estudiantes. Si los adultos no respetan las normas básicas en la vida diaria, envían mensajes contradictorios a los niños y jóvenes, afectando su aprendizaje sobre convivencia”.
“Es nuestra responsabilidad, como familias, docentes y sociedad, convertir la convivencia en un espacio de crecimiento y aprendizaje para todos”.