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15/11/2024

Mujeres de Ñuble octubre-noviembre 2023

Artículo publicado en Revista Mujeres de Ñuble N°6 (noviembre 2023)

Fotografías: Nicolás Artigues (@artiguesanphotography) • Locación: Casa Gonzalo Rojas Centro Cultural (@casagonzalorojas)

Una de las características que se ven, semana a semana, en cada mujer que se toma nuestra cuenta de Instagram es la motivación por sacar adelante sus sueños y proyectos, contribuyendo, de paso, a su entorno, comuna y, en definitiva, a la región. Sus motivaciones van más allá de lo personal y estas historias lo comprueban.

Andrea Fuentes Méndez (38): Espíritu inquieto

¡Cuánta energía tiene Andrea Fuentes! Esta trabajadora social sancarlina, más conocida como “La Peca” (@soy_la_ peca), lidera, desde 2019, la Dirección de Desarrollo Estudiantil de la Universidad del Bío-Bío, sede Chillán, donde acompaña a los estudiantes durante toda su trayectoria. Cuenta que el trabajo con jóvenes la llena de satisfacciones.

“Me fascina conocerlos, conocer sus historias de vida y aprender de ellos. Tienen una fuerza y energía increíbles. Verlos convertirse en profesionales y contribuir un poquito en ello, me alegra el corazón. En los últimos años, gracias al gran trabajo de nuestro equipo, también hemos puesto el foco en mejorar su salud mental, un tema fundamental en estos días”, cuenta.

Otras de sus pasiones son bordar, el folclor, las plantas y aprender a tocar instrumentos musicales. “Todas estas experiencias de aprendizaje me refuerzan una idea: que el arte y la cultura en general son medios y factores protectores de la salud mental, el tener un pasatiempo, algo con lo que vibremos y seamos felices nos ayudará a superar momentos difíciles y a ser más felices. Esta es una premisa en mi vida, lo creo fielmente y creo que lo he llevado a mi trabajo actual”, señala.

Verónica Zenteno Uribe (51): Resiliencia y solidaridad a toda prueba

La infancia y adolescencia de Verónica Zenteno (@pasteleria_veroniica) no fue particularmente feliz. La relación con su madre fue compleja, estuvo marcada por el maltrato y por tener que tomar caminos que ella no quería seguir. Cuenta que en ese tiempo el apoyo y cariño de su padrastro fue fundamental para no perder nunca la sonrisa. Cuando tenía 18 años, en un viaje mochilero con unos amigos pasó por San Carlos, donde conoció a su, ahora, marido y ¡se quedó!

“Arriesgué todo y ha sido lejos mi mejor decisión. Desde que lo conocí, no nos hemos separado. Llevamos juntos 32 años, nos casamos y tenemos a nuestro hijo Alberto, quien tiene 25 años, más 2 perritos, mi Blackie y la Anubis, y 3 gatitos, don Wilson, Yuyín y Haruki, todos adoptados. Somos una gran familia”.

Dice que su padre le enseñó que de todo lo malo hay que rescatar lo bueno y sacarle provecho y que eso es lo que ha hecho. Él ya no está, pero seguro que debe sentirse muy orgulloso de ella, porque es una emprendedora incansable, que no solo es reconocida en su ciudad por su talento como repostera, sino porque inspira con su generosidad y espíritu solidario a toda prueba. Una historia maravillosa, que invitamos a repasar en nuestro Instagram.

Antonia Schmidt Johnson (29): Trabajo por la salud

Antonia Schmidt (@antoniaschmidtjohnson) es talquina. Estudió y trabajó en Santiago por ocho años y llegó a vivir a Ñuble hace un par de años cuando se casó con un chillanejo “de esos que llegan bien, pero bien sucios a la casa después de trabajar con vacas todo el día”, cuenta. En Santiago había trabajado como matrona y en el Hospital Herminda Martín se volvió a enamorar de la enfermería. Uno de los aspectos que le llamó la atención fue la personalidad cercana y cálida de los pacientes locales. Ahora que es mamá, decidió emprender en el rubro de la enfermería a domicilio con Anca Salud. Junto a su socia, atienden a sus pacientes en sus casas, empoderándolos a ellos y a sus familias para lograr un autocuidado eficiente. Alegre, simpática y relajada, también compartió en sus publicaciones cómo ha sido para ella transformarse en mamá, lo difícil y lindo que ha sido al mismo tiempo, y el valor inmenso de tener redes de apoyo, sobre todo al estar lejos de su familia. “En mi trabajo de enfermera, vi tantas, tantas personas que no tenían red de apoyo, ni un familiar, que me hizo valorar más a los míos y a mi tremenda familia ‘postiza’”, destaca.

Katerin Henríquez Millar (32): Guardiana del patrimonio

Katerin Henríquez (@kat_banzai) nació en la comuna de El Carmen, por lo que el campo siempre ha sido su refugio y su mayor fuente de inspiración. Su época escolar y universitaria la pasó en Chillán, en el Insuco y la UBB respectivamente. En esta última estudió Diseño, carrera que la apasiona y que la ha vinculado al mundo del arte, cultura y patrimonio.

“Poner en valor las tradiciones que para algunos son lejanas, pero que para mí eran parte de mi cotidiano, hizo que mi amor por mis raíces se conectara con el patrimonio. Un concepto que llegó a mi vida para quedarse y con el cual he redescubierto y resignificado lo que me rodea”, manifiesta.

Actualmente, Katerin es la encargada del Museo Marta Colvin, presidenta de la Red de Museos de Ñuble y colabora con Ñuble Creativo, entre muchas otras actividades, haciendo un gran aporte al desarrollo de la región. No por nada fue nombrada este año Guardiana del Patrimonio por la Municipalidad de Chillán.

Marcela Ortega Martínez (50): Educadora de corazón

Su familia y la educación son dos grandes motores para Marcela Ortega (@marcelaortegamartinez). Al convertirse en mamá, en 1999, fundó un jardín Infantil Analy para que su hija y los hijos de otras mamás que se incorporaban al mundo laboral tuvieran una alternativa más cálida para dejar a sus hijos durante el día.

Con el tiempo, se graduó de profesora y, en paralelo a su función preescolar, trabajó en varios establecimientos educacionales de Ñuble, quedando con la sensación de que la educación estaba más centrada en los adultos que en los niños, por lo que la metodología Montessori le fue haciendo cada vez más sentido, tanto que decidió especializarse. Hoy es la fundadora y coordinadora de la Comunidad Montessori de Ñuble, que está conformada por Analy Montessori y Siembra Montessori, proyecto que apuesta por una educación Montessori natural sin presión académica, donde los niños y adolescentes fluyan y construyan su propio aprendizaje, trabajen a su ritmo y destaquen sus habilidades. Esta comunidad, hoy, ofrece todos los niveles, desde prebásica a educación media y su objetivo es llegar a la educación superior y ser un aporte a las nuevas generaciones de profesionales del área de la educación.

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